Bill se acercó a Tom, haciendo que se pusiera nervioso y
comenzara a temblar levemente; pero Bill no iba con la intención de volver a
hacerle daño. Se sentó en sus talones y se quitó las lágrimas, tratando de
mirarlo de forma normal, aunque ya no podía, se sentía tan mal consigo mismo.
- Tom… ¿te lastimé?- preguntó lo que era obvio para de
rastas, pero no dijo una sola palabra, tan solo lo miró a los ojos. -¿Te
duele?- el rubio se lamió los labios, mirando de alguna forma el dolor de su
hermano. Nunca podría estar fingiendo esas lágrimas.
- Ya no.- intentó sonreír, pero simplemente no se sentía
cómodo con el menor enfrente. –No llores más.- el labio inferior de Bill
comenzó a temblar, y se lo mordió para que no lo hicieran más; sus cejas
estaban fruncidas causa de la fuerza que causaba al intentar no llorar más. Y
Tom lo miraba con seriedad, analizando cada arruguita de su cara, cada pequeña
lágrima que le caía por las mejillas y cada suspiro acompañado con un saltito
cuando emitía agudos sollozos.
- ¿Te violé, verdad?- Tom ladeó la cabeza, confundido, ni
siquiera sabía que su hermano era consciente de lo que había hecho, o al menos,
que sabía el significado correcto de una violación.
- Ya basta, Bill… está bien, ¿sí?, no le diré a nuestros
padres. Tranquilo.- Bill no alcanzaba a comprender por qué su hermano le cubría
de esa forma cuando lo había lastimado a pesar de que le gritó y suplicó que no
lo hiciera más. –Ven.- Bill se acercó a él y Tom le tomó las mejillas. –No te
preocupes, no estoy enfadado.
- ¿Por qué no vas a decirles?
- Podrían matarte y, aún así no quiero que se enteren y
me lleven a revisiones y esas cosas.
Bill se quedó en silencio, arañando levemente la cutícula
de su pulgar, ansioso, sin dejar de mirar a su hermano con arrepentimiento;
mientras el mayor mantenía la mirada lejos de la del menor, pues no quería
mantener mucho contacto visual; simplemente no le gustaba que le vieran mal, no
le gustaría que supieran que esto le asustaba más de lo que debería.
- ¿Qué tienes?- la madre le acarició su largo cabello que
se despintaba lentamente, hasta verse los primeros cabellos rubios.
- N-nada.
- Te ves muy triste, mi amor, ¿algo te incomoda?- el
menor negó.
- Quiero ir a la escuela, quiero ser igual que Tom.
- Pero es que no puedes, Bill, tienes que ir a las
capacitaciones.
- Ya sé que estoy enfermo, mamá, pero puedo…
- No estás enfermo, ¿sí?- le silenció.
- Bueno, sé que no recuerdo nada, ¿no puedo ir a la
escuela sólo por eso?
- No, Billy, no es por eso, es que tu capacidad de
aprender es distinta.- las cejas de Bill se arrugaron. –Pero puedes acompañarme
en unos minutos a recogerlo, ¿quieres?
- Bueno.- y sonrió. La madre salió de ahí, dejando a Bill
solo para que pudiera quitarse el pijama y acompañarle a por su hermano.
Él se levantó de la cama y tomó ropa del armario; una
playera blanca y unos pantalones grises. Caminó al baño y cerró con el pestillo;
se quitó la ropa y abrió la regadera, girando las llaves, templando el agua.
Antes de entrar, abrió las puertitas de madera y sacó un par de toallas;
después se miró al espejo, retrocediendo un poco para verse completo; sintió
algo de repulsión, más que eso, decepción. Las lágrimas le brotaron por los
ojos, y los cubrió con sus manos, para no ver más su cuerpo desnudo frente al
espejo; entró y su cabello se empapó al tiro, haciendo que sus lágrimas se
combinaran con el agua que le caía.
Cepilló su cabello al salir y se lo amarró en una coleta
pequeña, después bajó las escaleras, en donde su madre lo esperaba
tranquilamente; al mirarlo, sólo sonrió y se levantó del sofá para salir por la
puerta. En el camino no dijeron una sola palabra, tan sólo escuchaban la música
que provenía de la radio; la madre se estacionó y esperaron a que Tom saliera
con sus amigos, como lo hacía siempre desde que inició el curso. Ahí llegaba,
sólo con (tu nombre) y Gustav.
- Mamá, ¿podemos ir a comer a lo de (tu nombre)?- preguntó
Tom. De alguna forma su voz estaba más apagada que antes, pero como odiaba que
le vieran decaído, no dejaba de hacer las cosas que solía hacer siempre, aunque
su mente nunca estuviera ahí realmente.
- Claro que sí.- la madre sonrió, y Tom, miró a su hermano
menor.
- Venga, baja del auto, nos vamos.
- ¿Yo?- el de rastas asintió. -¿Por qué yo?
- Pues porque te han invitado también, ¿no quieres
venir?- se quedó callado, mirando a los ojos de sus dos amigos y su hermano.
- Bueno, ¡sí!- sonrió ampliamente y bajó del auto.
-¡Adiós, Simone!- aunque la madre detestara que su hijo le llamara por su
nombre, se había acostumbrado un poco, y ya no le molestaba demasiado, o al
menos, no lo demostraba.
Habían terminado de comer, y (tu nombre) le tomó la mano
a Bill para que subieran a su recámara para platicar. Todo había sido un plan
entre Tom y ella, pues ambos se preocupaban por él. Dejó que Bill se sentara en
la cama, siendo presa de su mirada analizadora y sus labios algo temblantes;
Bill la miraba con los labios entreabiertos y los ojos impacientes porque una
palabra saliera de sus labios, pero de alguna forma, (tu nombre) tenía planeado
no hablar, si algo le habían enseñado sus visitas a los consultorios
psicológicos, era que nunca debías presionar al paciente, en este caso, Bill.
- Emm…- emitió con voz ronca, pero ella no desistió, y
siguió guardando silencio. Bill comenzó a desesperarse, y su índice viajó a la
cutícula de su pulgar, rasguñando hasta sacar pequeños pedacitos de piel. (Tu
nombre) ni se inmutó. –Vale… ¿qué…?- calló sus palabras, al ver que ella lo
miraba atenta.
El ambiente estaba lleno de incomodidad y el pecho de
Bill sufría de convulsiones. De pronto se sintió claustrofóbico, y ella se
preocupó un poco, pero quiso seguir en silencio; los ojos del pelinegro se
empaparon de pequeñas lágrimas y se tomó los labios, acariciándoselos con
delicadeza.
- Lastimé a Tom.- ella suspiró, agradecida con por sus
palabras.
- ¿Por qué?- él negó, bajando la mirada, escondiendo sus
ojos con sus manos.
- Él dice que no me preocupe… pero… no puedo.
- ¿Qué le hiciste? ¿Le golpeaste o algo así?- Bill cubrió
sus labios, evitando que los sollozos se escucharan tan fuertes; la miró a los
ojos, pero su mirada, como si pesara, cayó al suelo. –Si no quieres decirme,
está bien, no te exijas tanto.- él asintió.
- Perdón, perdón…- se limpió las lágrimas y fingió una
sonrisa.
- No pidas disculpas por llorar, Bill.- bajó la mirada de
nuevo.
Ambos estaban tan cerca. Ninguno de los dos lo predijo,
ni siquiera estaban tan conscientes. Sus labios se unieron después de lo que a
ella le pareció una eternidad. Le tomó la mejilla húmeda por sus lágrimas, y se
apegó más al beso, abriendo los labios levemente, para que tuvieran más cavidad
los delicados labios de su novio desconocido. Bill no se separaba, sentía
distinto a cuando besó a su hermano; distinto y más tierno que con Tom; pero
tuvo que separarse al sentirse como una basura por besarla sin siquiera
conocerla bien. Por su cabeza le pasaron insultos hacia su propia persona,
tales como que era un pervertido, y cosas parecidas; abrió los ojos y con miedo
se separó de ella, lentamente, sintiendo el último toque de sus labios con los
de ella.
- No… ¡NO!- se tomó la frente, desesperado, y ella se
sintió culpable por hacerlo.
- Bill, discúlpame, ¿sí?- él negó.
- No puedo, (tu nombre), hice algo… algo muy malo…
- ¿Qué hiciste, Bill?
- No quiero decírtelo… no puedo, yo… quiero volver a
casa…- comenzó a llorar, pero esta vez lo había hecho de desesperación.
- Bien, bien, tranquilo, ¿sí?, le llamamos a tu hermano,
ven.- le tomó la mano, a lo que Bill la aceptó sin más y caminaron a la planta
baja. –Tom.- el mayor miró a su hermano llorar, y se quedó confundido,
sospechaba que quizá le había confesado lo que le había hecho, pero no lo
quería hacerlo un hecho.
- ¿Qué pasa?
- Tu hermano quiere regresar a casa.
- ¡No somos hermanos!- gritó Bill. Y Tom, desde sus
entrañas deseó que así fuera, pues le quitaría un poco la gravedad de la
violación.
- ¿Quieres regresar a casa tan pronto?- preguntó.
- Sólo quiero irme de aquí… quiero irme…
- No, lo siento. Esta vez no, Bill.
- ¡por favor, por favor!
- No, Bill, nos quedaremos.- (tu nombre) le tomó de la
mano, encaminándolo a la cocina con lentitud. Ahí dentro estaba la madre de (tu
nombre) quien, preocupada, miró a Bill.
- ¿Qué le pasa, linda? ¿Se siente enfermo?- ella negó.
- Está algo aturdido, sólo le daré un vaso con agua
fría.- la madre asintió y salió de ahí, quería dejarlos solos, sabía que para
su hija era importante estar con él como lo hacían antes.
- Quiero irme…quiero irme...quiero irme…- musitaba
mientras (tu nombre) regresaba con el vaso hasta donde se encontraba.
- ¿Quieres tranquilizarte un poco?, toma esto.- Bill
asintió y se llevó a los labios el vaso, bebiendo todo en dos tragos grandes.
–Respira hondo y sácalo.- lo hizo, mirándola a los ojos. –Otra vez.- volvió a
hacerlo, abriendo un poco los labios. –Bien, ¿estás mejor?
- Ajám…
- Bueno, entonces dime ¿aún quieres irte a casa?- él
negó.
- Quiero estar aquí, pero…
- Entonces nos quedamos, ¿sí?- asintió.
El resto del día lo pasaron mirando películas hasta que
Simone llegó a por ellos y tuvieron que irse. Bill y (tu nombre) se verían al
siguiente día, pues ella quería hablar de nuevo, por no decir que también
quería pasar más tiempo a solas con él, pues lo que sentía aún seguía siento
tan fuerte que no quería darse por vencida tan pronto.
Ahora estaba acostado en la cama, cubierto con las
cobijas de seda blancas; estaba pensativo, mirando al techo, algo inquieto por
lo que había pasado. De pronto todo lo que hacía le parecía malo, no quería
terminar siendo odiado por todos. Tom entró a la recámara y se impresionó al
ver que su hermano seguía despierto, pues hacían un par de horas que había
dicho que se iría a dormir. Ni siquiera tomó la cena.
- Bill, ¿qué haces?- el menor levantó la mirada hacia su
hermano y negó lentamente.
- Pienso.- Se acercó a él, sentándose a los pies de la
cama, sin perderse los movimientos de su hermano.
- ¿En qué?
- En ti… y (tu nombre).
- ¿Pasa algo con ella?- él asintió.
- Nos besamos.- Tom abrió los ojos con sorpresa. No se
esperaba algo como eso.
- ¿Enserio?
. Ujum… pero me
separé.
- ¿Por qué?
- Porque te hice daño… y tal vez se lo haga a ella
también…
- No digas esas cosas, Bill.
- Quiero irme lejos de aquí… ya no quiero vivir en esta
casa…
- Oh, venga, no te pongas así.
- Sólo sé hacer daño… le tengo que decir a tus papás, Tom.
- ¡No puedes!... si le dices yo… no, no, por favor… no
les digas.
- No puedo dejarlo así, Tom, ¿entiendes lo que te he
hecho?...- Tom bajó la mirada, queriéndole ser indiferente a las imágenes que
se pasaban por su mente.
- Eso ya no me importa, de verdad.- mintió.
- Te lastime mucho, y tú me gritaste que ya no lo hiciera…
y seguí.
- No parecías estar muy consciente.
- Pues… no lo sé, sólo debo decirles… creo que es o
correcto.
- Nos mataran.
- ¿Por qué?
- Porque somos hermanos, Bill, hiciste un acto incestuoso…
- el menor no lo comprendió mucho, pero no quiso saber siquiera qué significaba
esa última palabra.
- No puedo perdonármelo, Tom… no puedo…- comenzó a llorar
nuevamente, y Tom se acercó a él, manteniéndolo en sus brazos, tratando de
secar sus lágrimas.
- Yo ya te he perdonado… yo sí te perdono.
- No es verdad, ¿cómo puedes perdonar a alguien que te
viola?
- Pero eres mi hermano, ¿sí?, te quiero y no quiero que
nada malo nos pase por eso. Guardémoslo como nuestro secreto, ¿qué te parece?
- No.
- Venga, por favor.- los ojos del menor se conectaron con
los del mayor, y una sonrisa apareció en sus labios, haciendo que Bill bajara
la mirada, sin poder contestar a la sonrisa. –Ya no me importa, ya pasó,
volvamos a empezar.
- No puedo…
- Sí que puedes. Dale, ¿sí?
- ¿Y qué para contigo?
- Nada, por suerte.- Bill sonrió y abrazó al mayor, quien
serio le acarició la espalda a su hermano, sintiéndose mal por ocultar lo que
le había pasado, sintiéndose incluso un cómplice del abuso.
Esta excelente el capitulo! lo siento, no había podido comentar... Me quede sin internet y hacia todo lo posible por leer al menos y WOW! que te digo... Estoy impactada de lo que le hizo Bill a Tom... Pobrecito y Ouchh lo guardaran en secreto :s Me encanto el capitulo y sube pronto porque me quede picada ;;)
ResponderEliminarMIL BESOS Y SUBE PRONTO!
Genial,me encanto ya deseo leer mas
ResponderEliminarperdon por la demora en comentar pero la escuela absorbe todo mi tiempo :
cuidate bye