Bill husmeaba en el closet, sacando esa ropa, en su mayoría
negra o colores muertos. Dejó la ropa ahí y miró unos libros enormes, los
cuales sacó del armario con cuidado y puso en el piso; se dejó caer de rodillas
y se sentó en sus pantorrillas, tomando los libros en sus manos y abriéndolos
lentamente; se quitó el cabello de la cara y se dio cuenta de que no eran
libros, sino álbumes de fotografías. Miró lentamente las fotografías,
analizando cada una. A veces le dolía la cabeza y se desesperaba demasiado al
no poder recordar pequeñas cosas, pero concentrándose, pudo dar una conclusión.
- Es William.- se dijo a él mismo, y siguió mirando las
fotos. -¿William es… es mujer?- dijo al mirar una fotografía, en donde llevaba
puestas unas plataformas negras y maquillaje del mismo color. Se rascó la
cabeza, confundido.
- ¿Qué haces, Bill?- dejó caer el álbum al suelo y se
levantó rápidamente, deseando que su madre no lo hubiera pillado.
- Yo sólo… eh…- la madre sonrió ante la timidez de su
hijo y se acercó a él, tomando los álbumes en sus manos. –M-miraba esas imágenes
de William…
- Ah…- dijo casi en un susurro, mirando las fotografías;
Bill se sentó a su lado, y lentamente le obligó a parar en la imagen donde él
salía maquillado.
- Simone.- ella lo miró. – ¿William es una niña?
- ¿Una niña? ¿Por qué dices eso?- Bill apuntó a la
imagen.
- Tiene pinturas en los ojos, ¡y mira esos zapatos!- ella
bajó la mirada, sin poder creer lo que le decía su hijo, era irónico lo que
pasaba sobre él mismo. La madre ni siquiera sabía cómo era que podía cambiar de
opinión tan pronto acerca de su forma de vestir y tal. –Yo… perdón…
- No te preocupes, Bill.- ella sonrió. -Es hombre, le
gustaba maquillarse y vestirse así. Yo opino que se ve lindo.- Bill torció los
labios y la miró.
- Hmm se ve lindo.- Simone sonrió tiernamente, aguantándose
una pequeña carcajada. –Simone, ¿está bien si te gusta un niño y eres niño?- la
pregunta confundió a su madre, pero trató de responderle lo más cuerdo posible.
- Claro que está bien, Bill, ¿por qué?- Bill sólo negó.
-¿Te gusta un niño?- el hijo bajó la mirada y lamió sus labios; Simone mordió
los suyos, nerviosa, pero Bill negó.
- No, no me gusta nadie.
- ¿Estás seguro?
- Sip.- sonrió. –Tom quiere que me guste (tu nombre), y
no sé por qué.
- Ella es muy bonita, ¿no te parece?
- Un poquito, muy, muuuy poquito.- sonrió, y la madre se
carcajeó.
Mantuvieron un silencio, en el cual, Bill miraba a su
madre serio, y se preguntaba cómo era que él se encontraba ahí. La realidad era
que no comprendía nada de lo que pasaba desde que llegó a vivir ahí; sus capacidades
no eran las mismas, y de un segundo a otro, se sentía diferente, se sentía
menos que los demás, como si no le tomaran tan enserio, y lo peor de todo, era
que se sentía perdido en un mundo que ni siquiera conocía.
- ¿Quién es mi mamá, Simone?
- ¿Qué?
- Mi mamá, ¿por qué no vivo con mi mamá?- ahí fue que la
madre se dio cuenta de que había hecho todo mal desde el principio; Bill nunca
tuvo que preguntar eso, en la capacitación le habían perjurado que Bill nunca
tendría esas preguntas, que viviría como una persona “normal” y no tendrían
problemas, pero se dio cuenta de que era una mentira.
- ¿Por qué me preguntas esto, Bill?- dijo preocupada;
Bill bajó la mirada.
- Tom es feliz contigo… quiero tener a mi mamá para ser
feliz con ella.
- ¿No eres feliz aquí?
- ¿En dónde vive mi mamá?
- Te he hecho una pregunta, Bill, ¿no eres feliz con
nosotros?- se mordió las uñas, nervioso; no era que no estuviera feliz con
ellos, sino que se sentía vacío, y una vez más, diferente a todos.
- Sí soy, pero quiero conocer a mi mamá.- Simone se
levantó de la cama, y trató de apartar su mirada de la de su hijo.
- Es tiempo de ir por Tom, ahora vengo.- salió de la
recámara, dejándolo solo, sintiéndose como una mala persona por haberla puesto
en ese estado y hasta haberla hecho llorar.
Tom subía las escaleras, y decidió entrar a la recámara
de su hermano, para aclarar algunas cosas de las que habían pasado la noche
pasada. Lo encontró en su baño, secándose en cabello con una toalla y sonrió;
se acercó a él, quien lo miró serio y dejó de mover la toalla en su cabeza.
- ¿Cómo lo pasaste?- preguntó el menor.
- Muy bien. A (tu nombre) le habría gustado que te
quedaras.
- Mhh…- fue lo único que emitió antes de que Tom hablara.
- Mamá estaba algo enfadada cuando fue a por mí, ¿sabes
por qué?
- Por mi culpa.- bajó la mirada, haciendo que Tom se
confundiera un poco y le tomara de los hombros. –La hice llorar… perdóname, Tom…
te prometo que no quería que eso pasara, es sólo que….
- ¿La hiciste llorar?, ¿por qué?
- Le dije que quería conocer a mi mamá.- Tom se quedó
algo tieso.
- ¿A tu mamá?
- Ajá… sólo quiero verla, ¿por qué no me dejan, Tom?
- No sé, pero…- se rascó las rastas.
- ¡Bill, Tom, bajen a cenar!- ambos bajaron al tiro, sin
decir una sola palabra, rápidamente, porque sabían que a Simone no le gustaba
esperar.
Los tres comían en silencio, sin mirarse siquiera, cuando
Jörg, llegó a la casa, mirándolos con una sonrisa. Simone, aún sentada en la
mesa, miró a su esposo y sonrió levemente.
- Has llegado más temprano de lo usual.
- Quería venir a cenar con mi familia, aparte, hoy se inaugura
la feria en la cuidad, y pensaba que podríamos ir todos juntos después de
cenar.- su mujer lo miró seria.
- ¿A la feria tan tarde? Jörg, tus hijos tienen que
dormir.
- Oh, Simone, son las ocho en punto.
- Y tus hijos duermen a las diez.- Bill y Tom se miraron,
riendo levemente.
- A ellos les gustaría más divertirse una noche, ¿no es
así, hijos?- ambos asintieron. –Bueno, ¿entonces qué dices?- la madre aceptó a
regañadientes, y Jörg, con una gran sonrisa, se sentó en el comedor para cenar
con su familia.
Al terminar de cenar, Bill y Tom subieron a sus
respectivas recámaras para alistarse, mientras Simone y Jörg aún tomaban la
cena con calma. Bill, en lugar de tomar su ropa, caminó a la recámara de su
hermano y se sentó en su cama, con seriedad, hasta que tom lo pillo y
confundido dejó de entre buscar sus cosas en el armario.
- ¿Qué pasa?
- Tom, ¿por qué tu papá nos dijo >>hijos<< a los dos?
- Emm, bueno pues…
- ¿Es mi papá también?- sonrió ampliamente, y sumamente
esperanzado. –Sí es mi papá, ¿verdad, Tom? Por eso me dijo que era su hijo
también.
- ¿Por qué no se lo preguntas a él?
- Sí, sí, ¿me acompañas?
- ¿Sabes?, mejor me visto y te alcanzo.- Bill asintió con
una sonrisita y salió de la habitación de su hermano, bajando las escaleras.
Jörg ya regresaba de ayudar a lavar los trastos a su mujer, y Bill se acercó a
él.
- Hola.- le saludó, y su padre sonrió, acariciándole el
cabello.
- ¿Qué necesitas, Bill?
- Hacerte una pregunta, ¿puedo?
- Claro que sí.- Bill se rascó el cuello, algo apenado.
- Emm…- miró a su padre a los ojos, y sonrió. -¿Quién eres?-
el padre frunció el entrecejo, confundido. -¿Eres mi papá?
- Claro que soy tu papá, ¿Quién si no?
- ¡¿Sí eres mi papá¡?
- Sí, Bill.- su sonrisa se agrandó demasiado, y le dio un
abrazo fuerte, el mismo que Jörg le contesto, algo confundido. -¿por qué haces
esas pregunta, eh?- Bill no contestó, sino que se quedó serio pensando otra
pregunta más que hacerle.
- Y sí tú eres mi papá… ¿entonces dónde está mi mamá?- Jörg
dejó de abrazar a Bill y lo miró con una seriedad qué más que confundido, se
encontraba algo preocupado.
-¿Tú madre?- Bill asintió, inocente, sin comprender la
razón por la que su padre se ponía en ese estado. –Pues…
- ¿En dónde está?, sólo quiero saber de ella.
- Bill, tu madre es Simone.
- ¿Simone es mi mamá?
- Por supuesto, ¿entonces quién creías que era?- Bill
retrocedió, negando lentamente.
- ¿S-Simone es mi mamá?- volvió a preguntar, mirando a su
madre que limpiaba la mesa con seriedad.
- Claro que sí, ella es tu madre.- negó con más fuerza,
algo asustado.
- ¡No es cierto!- simone los miró, y preocupada, se acercó
a su hijo y su esposo.
- ¿Qué es lo que pasa?
- ¡Tú no eres mi mamá!, ¡tú eres la mamá de Tom, tú no
eres la mía!
- Bill, cálmate un poco; entiéndelo, ella es tu madre.
- ¡NO!
- Jörg, déjame hablar con Bill.
- Simone, ¿qué le has dicho al niño?- dijo enfadado, y
Simone, sólo negó.
- No le he dicho nada.- los ojos de Bill extrañamente se
llenaban de lágrimas, no podía comprenderlo, estaba desesperado e incluso algo
enojado.
- ¡¿Y ENTONCES POR QUÉ NO RECUERDO NADA DE TI!?- Simone
se tomó el pecho, deshecha.
- Bill, escúchame, tú tienes amnesia, pequeño, tú no
recuerdas nada de tu pasado, por eso no recuerdas nada de tu mami.
- ¿A-amnesia? ¿Eso qué es?
- Jörg, estás llevando las cosas muy rápido, tú hijo aún
no sabe, ¡para eso va a la capacitación!
- Si no se lo digo ahora, tú seguirás mintiéndole.
- ¡Yo no le he mentido!
- ¡¿Qué es amnesia!?- gritó el menor. -¿Estoy enfermo?...
- No, Bill, no estás enfermo, sólo no recuerdas nada.
Simone es tu madre y tienes que tratarla como tal.
- ¡Ella no es mi mamá… yo no la vi nunca!
- Billy… William no es el hermano de Tom, William eres
tú, tú eres él, mi amor.
- ¿Qué?- dijo confundido. -¡Yo no soy William!
- Tu hermano se inventó el nombre, ese niño eres tú.-
Dijo su madre.
- ¡No es cierto!, ¡no es verdad!- se salió corriendo a su
recámara, escuchando como Jörg y Simone se gritaban el uno a otro. Se escondió
bajo las cobijas y cerró sus ojos, queriendo que todo eso hubiera sido una
pesadilla o algo que se le pareciera.
Todo había cambiado al siguiente día, Bill había dejado
de hablar con sus padres, ahora sólo lo hacía con su hermano, aunque ahora sólo
pronunciaba menos de cinco palabras. Se sentía triste, y mucho más confundido
que antes.
Ese día (tu nombre) y él habían salido, a Bill le había
costado un poco aceptar, pero al final, con la ayuda de Tom, los dos salieron juntos
a caminar por el centro de la ciudad. Iban silenciosos, no tenían algo de qué
hablar, ni siquiera se miraban a la cara; pero Bill tuvo un tema de
conversación en el cual los dos tenían mucho que ver, a pesar de que ellos, al
menos para Bill, no se conocían.
- ¿Sabes quién soy?- ella lo miró, confundida, después de
todo, Tom no le había dicho nada de lo que había pasado. Simplemente no se
creía que Bill pudiera hacer tantas preguntas a todos.
- Pues sí, eres Bill.- sonrió; Bill asintió.
- ¿Y sabes quién es William?
- El hermano de Tom, ¿no es cierto?- Bill volvió a
asentir, analizando cada palabra de su nueva pero a la vez vieja amiga.
- ¿Te pregunto?
- Adelante.- jugó con sus manos unos segundos antes de
preguntar, pensándose si realmente era una buena idea que le preguntase o no.
Pero termino por hacerlo.
- ¿Me has mentido?
- Creo que no llevamos mucho conociéndonos, no creo que
te haya mentido.
- ¿Enserio?
- Ajá.
- Jörg, me dijo que Simone era mi mamá, me dijo que
William no existía y que ese imbécil en las fotografías era yo… ¿tú sabes algo?
- Bill…
- ¿Lo sabes o no?
- Bueno, no creo que yo sea la indicada para decirte.
- ¡No, sí eres la indicada! ¡Hay fotografías, (tu
nombre)! ¡Fotografías de ti con ese William donde están besándose!
- Vamos, ¿por qué no hablas mejor con tu mamá?
- ¡Porque no la conozco!- ella se puso nerviosa.
- Con Simone.
- ¿Sabes qué es amnesia?- preguntó tímido.
- Sí.
- ¿Qué es?
- La pérdida incompleta o total de la memoria. Es cuando
no recuerdas, o desde tu pasado ó sólo algunos momentos de tu vida pasada.-
Bill se tomó la cabeza, a punto de echarse a llorar de desesperación. –Bill…
- Mi papá me dijo que yo tenía eso… que por eso no
recordaba a mi mamá…
- No te pongas así, mejor habla con ellos.
- ¿Cómo le hago para recordar todo otra vez?- ella hubiera
sonreído causa de su inocencia e ignorancia, pero no lo hizo, porque Bill estaba
desesperado.
- No se puede, Bill.
- ¿Por qué?
- Pues, es por el cerebro, es como una máquina cuando la
reinicias.
- Entonces… tú y yo sí nos conocemos, ¿verdad?...
- No…- mintió.
- ¡Dime la verdad!, ¡tú y yo ya éramos amigos… o novios…
o no sé…!
- Vamos, tranquilízate un poco.- se jaló el cabello,
desesperado.
- Quiero regresar a casa… quiero irme de aquí…
- Ahora le llamo a mi madre para que venga, ¿sí?- Bill
sólo asintió, y se sentó lejos de ella, en el suelo. –Ven, ¿sí?, no te pongas
triste.
- Yo no quiero ser William… yo soy Bill… ni siquiera sé...-
se quedó en silencio.
- Tranquilo.
La madre de (tu nombre) llegó por ellos; saludó a Bill,
quien serio, sólo fingió una sonrisa y se viró a la ventana, completamente
rabioso por ser preso de una mentira que para él era terrible. No habló por
todo el camino, ni siquiera agradeció que la mujer le llevara de vuelta a su
casa. Cuando Simone abrió la puerta principal, sonrió con ternura al ver s u
hijo, pero lo que Bill hizo, fue darle un empujón en el estómago, mirándola con
odio.
- ¿Qué te pasa, Bill?- dijo la madre, molesta; él sólo
negó y salió al jardín, tragándose las lágrimas de rabia que se tenía guardadas
por todo el camino.
Se sentía tan mal cuando intentaba recordar algo de su
pasado, y ni siquiera recordaba lo más estúpido. Estaba empezando una vida
nueva, sin el recuerdo de su infancia o su familia, se sentía terriblemente
solo e indiferente.
mmmhhh Pobre Bill...no recurda nada..ni a (tu nombre...pobresito...Espero el preximo con ansias!..Cuidate!! Un abrazo grandoooooootee :3
ResponderEliminarwoooooooooow quede *------------* me encanto la fic . . . Apenas y tuve tiempo de leerla ahorita . . Y como tu fiel lectora aquí estoy . .
ResponderEliminarMe encanto . . . Ya quiero más capítulos . . .
Sube pronto
cuídate y un abrazo :D